Jason Lytle - Yours Truly, The Commuter (2009)

Jason Lytle - Yours Truly, The Commuter

Jason Lytle ha vuelto. Yours Truly, The Commuter marca el regreso en solitario del que fuera líder de Grandaddy. Son palabras mayores: puede que su grupo no esté considerado como uno de los fundamentales de finales de los 90 y principios del nuevo milenio, pero a mí me ha cautivado desde siempre.

Creo que los de Modesto tienen, al menos, dos discos imprescindibles: The Sophtware Slump y Under The Western Freeway, dos muestras de un universo en el que Pavement, Pixies, Alan Parsons y Mercury Rev podían darse la mano en forma de canciones emocionantes y personales.

Lytle ha vuelto y eso queda claro cuando, nada más comenzar el disco, volvemos a escuchar su particular voz quebradiza, frágil, aniñada. Con ella siempre supo transmitir melancolía a borbotones. No tristeza, sino algo mucho más reposado y dulce, aunque igualmente dañada por el pasado que ya no recuperaremos. Y con esos teclados y esas guitarras de apariencia analógica, todo casaba a la perfección, como en la canción titular.

Lytle sigue haciendo algo parecido a un indie-rock suave, algo espacial, digerible por todos los públicos. Seguramente correrá la suerte habitual: algunos lo pondrán a parir acusándole de falta de chicha, de sangre, de excesos progresivos, mientras la mayoría del público pasa de él. Y quedará un pequeño grupo de admiradores que seguirán (seguiremos) sacándole jugo a sus canciones.

Lytle suena aquí, como en Sumday, luminoso pese a la tristeza. Apacible en momentos como Brand New Sun, con una entonación y unas letras con las que nunca queda claro si su vida va bien o es un cínico al que ni siquiera el sol más brillante le puede aliviar. De hecho, el disco comienza con una frase demoledora, una de tantas:

The last thing I heard I was left for dead / Well I could give two shits about what they said / I may be limping / but I’m coming home

Yours Truly, The Commuter conserva los momentos enormes de Grandaddy. Para sus detractores, mantiene también algunos de sus supuestos puntos débiles. Pese a la portada y a que se ha ido a vivir a Montana, casi medio aislado de la soledad, no se le ha ido la mano al folk. Sigue siendo el de siempre, incluso cuando le da por hacer himnos de pop afilado como It’s The Weekend.

Seguramente, esto es soft-rock, pero no acabo de encontrar la razón por la que todo disco del estilo tenga que verse de manera peyorativa. Donde otros se ponen tremendistas, Lytle prefiere componer música apacible, dulzona, hermosa incluso cuando lo que cuenta no lo sea en absoluto.

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