Adam Green - Minor Love (2010)

Adam Green - Minor LoveNi pretende sorprender con canciones grandilocuentes ni pierde el tiempo en dar vueltas sobre sus influencias. Cuando uno escucha el corto y, a veces intenso, último álbum de Adam Green, se da cuenta de que el cantante sigue pasándoselo igual de bien grabando sus canciones que cuando ha presentado sus anteriores trabajos en directo. Composiciones de poco más de dos minutos, donde el ex Moldy Peaches sigue divirtiéndose con el indie rock que tanto le gusta y contagia sus temas de una nada indisimulada tendencia hacia el folk en sus baladas y el country suave (“Don’t call me uncle”) y alejado de lo sofisticado que arrastra todo lo que hace. Llano y sin florituras. En eso consisten sus canciones.

Con Adam Green va a estar pasando continuamente lo mismo: hasta que llegue otro momento de gloria, sus canciones van a pasar por la comparación odiosa de ser repasadas con su obra magna de hace seis años, ese excelente “Friends of mine” que arrastra la memoria de esos cronistas que no ven más allá de su pasado anclado en el menguante paso a paso que ha recorrido el creciente trabajo del cantante norteamericano. Quizá muchos encuentren la mejor característica de su estilo en temas como “Give them a token”, pero eso da lo mismo. El disco ni pretende ser una obra que rompa esquemas ni falta que le hace.

Pero, igual que la cara vista de la luna, Adam Green no esconde el reflejo de ese Sol que nadie duda que esté, por lo menos, muy cerca de sus mejores composiciones; ejemplo de ello podría ser “Castles and Tassels” u otras tres o cuatro canciones de este último y nada desdeñable álbum. Sólo es cuestión de escuchar tres o cuatro veces “Minor love” para no dejarse llevar por la añoranza y darle un voto de confianza a este juerguista y afirmar, sin lugar a dudas, que ninguna de las canciones de este disco sobra. Que no es mucho; es todo lo que esperábamos de Adam Green, sin más. Mientras nos deleite con cosas como “Goblin” ó nos deje noqueados con otras con las que digamos que aún es capaz de hacer grandes canciones, ahí está la deliciosa “Bathing birds”, todo está hecho.

Y cuidado con darle un par de cervezas al chico cuando cante en directo. Se puede soltar con alguna canción “chapurreada” en castellano y quedarse tan ancho. Mientras ve el doble de la gente que esté en frente suyo, el resto puede divertirse de lo lindo. Porque ni tiene canciones aburridas ni un directo al que dé pereza asistir. ¡Ah!, y sus directos tampoco son los mejores del mundo ni entran en las estadísticas de mejores cantados, tocados y con mejores músicos de la historia: ¿Quién busca eso en Adam Green?. Los que le hemos visto y volveremos a verle tocar en directo, nunca.

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