Deerhunter - Microcastle + Weird Era Cont. (2008)

Deerhunter - Microcastle + Weird Era Cont.
Deerhunter ya no son solo otra banda de rock de culto.
Son una gran banda de rock de culto.


Qué modestia la de Deerhunter. Llamar a Weird Era Cont. disco extra para regalar con su nueva obra, Microcastle, resulta casi insultante porque ese disco de regalo (que pretendía ser una sorpresa pero que se filtró accidentalmente en un post del blog de la banda) está lejos de ser un mero cajón de extras insulsos, demos o pijadas de ese palo: Microcastle y Weird Era Cont. conforman un disco doble. Mejor, un discazo doble.

Bradford Cox, el peculiar líder de la banda de Atlanta (su extrema delgadez se debe a que padece el síndrome de Marfan -no, no es una pose-), declaró antes de la edición del álbum que estaba cansado de los largos desarrollos que caracterizaban sus últimas canciones, ese ruidismo repetitivo casi elevado al drone que hipnotizaba en Cryptogrames. Que estaba más interesado en las “microestructuras” (sic). Y esa es la premisa de Microcastle/Weird Era Cont., canciones concretas, con melodías claras, con gancho, siempre pervertidas por el afán experimental del grupo.

Sin embargo, pese a ese interés por la concreción, asombra que lo que cohesiona Microcastle sea la singular y arriesgada estructura global del disco: arranca sorprendiendo con temas casi comerciales como ‘Agoraphobia’, ‘Never Stops’ y ‘Microcastle’, atraviesa una fase central de calma chicha con las ambientales ‘Calvary Scars’, ‘Green Jacket’ y ‘Activa’, para levantar de nuevo el vuelo espectacularmente con la genial ‘Nothing Ever Happened’ y su espectacular coda final (una canción estremecedora que pretende narrar la vida más amarga jamás vivida, la de alguien que vive y muere sin haber sentido nada agradable, nunca) sin decaer un segundo (con esa gran ‘Saved By Old Times’, que cuenta con la voz de Cole Alexander de Black Lips) hasta esa nana venenosa final, ‘Twilight at the Carbon Lake’.

Por su parte, Weird Era Cont. pretendía añadir algo de excitación a la salida del álbum que se había filtrado seis meses antes de su edición, así que decidieron volver al estudio y grabar otras trece canciones, canciones con la suficiente entidad como para observarlo más como un complemento a Microcastle que como una anécdota. Se trata de un álbum de estructura más convencional y equilibrada, aunque abunden más en su lado experimental. Operation o Dot Gain tienden a la psicodelia, pero nunca pierden esos efluvios pop tan presentes en toda la obra. Vox Celeste es un intensísimo crescendo de noise que contrasta con los aires de balada ’50s de Vox Humana, pero también hay sitio para el dream-rock de VHS Dream y Focus Group y cerrar la obra a lo grande con los diez minutazos de Calvary Scars II/Aux Out, una necesaria continuación del precioso tema incluido en Microcastle que se funde y culmina con toda una orgía de guitarras al puro galope.

En mi opinión Deerhunter han conseguido una obra enorme, que no es sino un emocionante compendio, casi un manual de consulta, del out-rock norteamericano de los últimos cincuenta años: desde Bo Diddley, pasando por la Velvet, la psicodelia de 13th Floors Elevators, la no wave, Sonic Youth, Yo La Tengo, Pavement, The Flaming Lips, Liars… hasta Deerhunter.

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