Sleigh Bells - Treats (2010)

Sleigh Bells - Treats

Si uno sobrevive al arrollador corte con el que Sleigh Bells abren Treats, entonces estará más que predispuesto a dejarse arrastrar por unas corrientes cargadas de estribillos pop que al fundirse con cascadas de noise turbulento, producen algún que otro remolino cargado de actitud punk y hiphopera.

Sleigh Bells se configura al en torno de una pareja de músicos que comparten las mismas inquietudes. Por un lado Derek Miller, ex guitarrista del grupo Hardcore Poison The Well, por otro lado la sexy Alexis Krauss que había tenido un papel de vocalista en el grupo Rubyblue. Su despegue llega tras un show en el festival CMJ festival, luego se patean todas las salas de conciertos de NY, adquiriendo suficiente notoriedad para que Diplo se quede, y les proponga como teloneros para su proyecto Major Lazer. Ahí es donde entran en contacto con la cantante M.I.A que los ficha para su ello N.E.E.T , y el resultado de todo ello es este atractivo álbum.

No es mera casualidad que M.I.A se quedará prendada de su sonido, ya que sus bases son tan galopantes y adictivas como pueden ser las que Diplo le acostumbra a dispensar. Precisamente el primer tema “Tell’em” ya tiene ese descaro y potencia que hablábamos, y la voz de Krauss se asemeja aquí al desparpajo de la de la shamil. Sin darte cuenta ya te encuentras atrapado por sus salvajes corrientes. También arrolla por potencia el siguiente tema que sigue “Kids”, un sube y baja que te ahoga con su fogosa caja de ritmos mientras aquí una dulce y suave voz de Krauss te intenta dar una mano para sacarte de las profundidades. Algo parecido, pero con una voz más punk de fondo, en el siguiente “Riot rhythm”.

Hacia su ecuador el disco recorre un tramo de aguas remansas, bajadas de revoluciones y de intensidad, y en definitiva poco excitantes, son temas como “Run The heart” o “Rachel” donde Krauss se convierte en La Roux. El río se vuelve a encauzar con el coreable estribillo de “Rill Rill”. Con un ritmo muy similar (de hecho es un ritmo muy recurrente en el disco, lo que puede llevar a la confusión de los temas) la corriente se desborda de energía, pegada y espíritu punk adictivo, todo tras el salto desde el que te lanza “Crown on the ground”.

Como suele pasar por estos casos, el asunto se pone peligroso con las endiablas guitarras y el explosivo sacudir al que te lleva la distorsión de “Straigh A’s”. Antes de desembocar en el mar, hay lugar a “A/B Machines” con un punteo de guitarras, y una producción entrecortada que nos recuerda lo arisco que es la tierra de dónde bebe su música.

Llegado al mar, podemos decir con la sonrisa de haber sobrevivido, que el trayecto, pese a su dificultad y la reiteración de ciertos pasajes, resulta plenamente estimulante, y su corto caudal potencia aún más la intensidad de estos violentos rápidos.

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