New Order - Low-Life (1985)

New Order - Low-Life
El tercer álbum de estudio de la banda de culto New Order supone, junto con Technique, el punto álgido de una carrera ejemplar como pocas y de capital importancia para entender la música de hoy. Con Low-Life, quizá su disco más equilibrado, la banda de Manchester consigue mostrar los caminos por los que transitará el rock en los años venideros, fundiéndolo con total naturalidad con la electrónica para crear así un sonido moderno y actual de enorme calidad estilística y melódica. Y lo hacen, en este maravilloso trabajo, con una colección de canciones de sobrecogedora belleza, con un sonido apabullante y una producción de primer nivel.

El disco tiene un inicio sobresaliente: en efecto, Love Vigilantes comienza con unos golpes de batería que pronto se ven acompañados por los dos estribillos entremezclados de guitarra y armónica para dar paso a la voz de Bernard Sumner en un tema que conjuga a la perfección la belleza del pop con la robustez del pop. A continuación, el pelotazo del disco, The Perfect Kiss, que yo siempre he considerado la mejor canción que he escuchado jamás, una apabullante mezcla de instrumentos clásicos con acompañamiento de sintetizadores, emuladores y secuenciadores para conformar uno de sus temas más míticos. Regresan a la calma con This time of night, un medio tiempo rockero con una guitarra vibrante, y con Sunrise recuperan toda la energía del mejor rock de clara ascendencia estadounidense. Continúan con Elegia, un delicado instrumental calmado y sugerente, que nos lleva a Sooner than you think y de nuevo la inmersión pop-electrónica, para desembocar en el segundo pelotazo del trabajo, la bailable e irresistible Sub-Culture, para finalizar de modo sobresaliente con Face Up, conjugando una vez más el rock y la electrónica con sorprendente naturalidad y excelentes resultados, en un tema alegre y optimista.

Banda de culto donde las haya, y que surge de las cenizas de Joy Division, la otra banda de culto por antonomasia, New Order suponen el puntal en el que descansa gran parte de la música pop-rock que se hace hoy en día. Sorprendería que en el ya lejano 1985 sonasen en su Low-Life tan actuales, anunciando futuras etiquetas como sonido Manchester o power-pop, si no fuera porque, y no por casualidad, son padres de todo ello. Si a eso se le suma su incuestionable talento para la construcción de maravillosos temas de pop-rock y su intuitiva forma de integrar la electrónica de forma sumamente elegante en la música, no es de extrañar que Low-Life sea un disco imprescindible a descubrir.

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