Vivian Girls - Vivian Girls (2008)

Vivian Girls - Vivian Girls

A la muerte de Henry J. Darger, en abril de 1973, su casero se aventuró en el interior de su vivienda para descubrir maravillado las 15.154 páginas y más de 300 acuarelas que conforman “The story of the Vivians girls, in what is known as the Realms of the Unreal, of the Glandeco-Angelinian War Storm, caused by the Child Slave Rebellion”, obra magna de Darger que nos cuenta la historia de la lucha que se libra en el planeta Abbiennia entre las siete Princesas Vivian (y las niñas de su reino) y los soldados Glandelinians que las intentan esclavizar. De esa fantasía convertida en cima del outsider art americano tomaron su nombre Vivian Girls, encarnación musical de Cassie Ramone, Kickball Katy y Frankie Rose (sustituida en tiempos recientes por Ali Koehler), tres jovenes de Brooklyn entregadas a una suerte de noise-pop-punk reduccionista y lo-fi que exhibe parentescos tanto con la escuela C-86 británica como con los garajes-escupe-sonidos de una Olympia dedicada durante la década pasada a reinventar la caligrafía de Beat Happening y K Records en mil y una direcciones.

Tras “Wild Eyes” (Plays With Dolls, 08), un primer 7” que acabó convertido en todo un hit a nivel de college radios y blogs de referencia en el universo indie americano sin apenas promoción, el pequeño sello Mauled by Tigers se lanzaba la pasada primavera a poner en circulación una primera tirada del álbum de debut de Vivan Girls que tardó sólo dos semanas en estar agotada. El sello angelino In The Red tomó entonces el relevo, editando un nuevo 7” de la banda, y reeditando “Vivian Girls” con las miras puestas en el mercado internacional.

Almas gemelas de bandas contemporáneas como caUSE co-MOTION!, Times New Viking o Crystal Stilts y herederas espirituales de The Vaselines, Black Tambourine, Tiger Trap, Henry’s Dress o Shop Assistants, las brooklynites Vivian Girls entregan en su debut homónimo diez canciones siempre cortas (21 minutos en total), rápidas y ruidosas que, sin acabar de saber uno bien por qué, se revelan altamente adictivas. No hay espacio para los hits claros (aunque tengan en Tell The World o Never See Me Again buenas pretendientes a favoritas), todo suena demasiado parecido, los ritmos podrían tacharse de monótonos, las melodías nunca llegan a ser redondas, pero en su mezcla de ruido y armonía, en esa especie de desparpajo juvenil e indiferencia hipster que exudan, en esa saturación eléctrica que se amontona en sus canciones citando el legado de Spector y los girl groups de los 60 desde la óptica del “hazlo tu mismo” aplicada a la música de guitarras más básica y minimalista reside buena parte del atractivo de una banda que podría pasar por una versión más punk y ruidosa de The Aislers Set.

Rítmicas simples y austeras, guitarras monocordes enterradas en polvaredas ligeras de fuzz y distorsión metálica, armonías perezosas y estribillos ligeramente torcidos. “Vivian Girls” encuentra en su imperfección la fuente de la que emanan sus tímidos pero engatusadores encantos. Un disco de pretensiones modestas y acabado irregular, pero sobrado de una actitud y una frescura que confiere a la música de estas tres chicas un extraño atractivo.

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